(Alba Payás, 2009)
Fin de año viene acompañado por diversas fiestas, rituales y reflexiones. Donde suelen haber reuniones familiares importantes, cenas y todo tipo de encuentros. Es una fecha llena de luces, colores, música, risas, presentes y amor. Lo cual, es una preciosa y significativa manera de expresar múltiples creencias sobre la vida y el mundo para muchas personas.
Otras se encuentran en una situación muy diferente, lejos de casa, lejos de sus seres queridos con quiénes desearían compartir momentos, o a la espera de un resultado médico importante, en duelo por la pérdida (reciente o no), de un ser querido ya sea por fallecimiento u otros acontecimientos que la vida nos va trayendo. Pudiendo resultar que todo lo descrito anteriormente se vuelva molesto y lo que deja finalmente una silla vacía en casa, como bien explica la escritora Alba Payás, en el texto que aquí dejamos, para quiénes necesiten otorgar algunas palabras a estas experiencias tan complejas.
Siendo un tiempo difícil, incongruente, incomprensible para muchos el hecho de integrar un dolor tan grande en una época que supone felicidad. Es esperable tener nostalgia, tristeza, miedo, ansiedad, verse sobrepasado/a, y no saber cómo abordar estas fechas.
Muchas veces los miembros de la familia tienen distintas posturas y opiniones, frases clichés que nos hacen encerrarnos en soledad, presión para “estar bien”. En otras familias hay niños y adolescentes que también necesitan, a su manera de integrar y comprender estas vivencias, y a adultos que los acompañen y expliquen:
“Cuando un niño/a vive una situación en crisis, lo primero que hace es mirar a los ojos al adulto que le acompaña” (Payás, 2009).
En este sentido pueden aparecer estrategias de evitación, negación y defensividad, cancelar cenas, cancelar fiestas, alejarse, posponer el árbol de navidad, ir donde nadie te conoce a ti ni tu historia, pero la autora nos recuerda que “La pena la llevas a donde tu vayas” (Payás, 2009). Pero no como algo sentencioso, si no humano.
Por eso lo que recomendamos es desplegar otro tipo de estrategias significativas, en tus tiempos y estilo, que sostengan tu pena, dolor, ansiedad y el de tu familia:
Valida tu pérdida y el sentimiento de ausencia.
Prepara esos días que sientes que serán más complejos para disminuir la ansiedad, todo lo que pueda aliviar una sensación que no se irá, pero que podemos despejar.
Habla con quien puedas de lo que sientes y realmente quieres, compartir y comunicar, te puede ayudar a llegar a acuerdos saludables para transitar estos días.
Permitir diferentes niveles de participación. Esto sin el fin de negar lo que esté ocurriendo, si no que con el objetivo de poder efectivamente estar presente.
Habla de tu ser querido que extrañas, es humano extrañar y emocionarse por eso.
Integra ritos, para ti, los niños, adolescentes y los que te acompañan.
También puedes disfrutar y sentir alegría, conectar con otro tipo de emociones sin culpa.
Puedes crear nuevas tradiciones que te entreguen alivio, estando solo/a o acompañado/a.
Finalmente: “Construye esta nueva navidad”, vive las fiestas y fin de año de una manera que tenga todos los componentes acordes a tus sentimientos y te ayuden a integrarlos, que sea dinámica, flexible, sin reglas ni tiempos, tus propios ritos, incluir nuevos, nuevas formas de conexión y comunicación, sacar y poner lo que traiga bienestar al hogar y tu vida personal.
Sea cual sea el caso en que te encuentres, realmente te deseamos lo mejor para ti en estas fechas, para que puedas llenarte de luces y amor, acercarte a ese ser querido que tanto extrañas y transformar la experiencia, para poder transitar en ella en mayor paz y congruencia con lo que sientes.
Escrito por Ps. María Paz Briones M.
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