La somatización hoy en día, es un tema de conversaciones cotidianas, siendo un problema contemporáneo que no necesariamente recibe la importancia o atención que requiere.
A modo general, a lo que se refiere el término somatización es a: múltiples síntomas físicos que ocasionan malestar real, con ausencia de hallazgos clínicos que justifiquen causa orgánica, y que están asociados a tensiones emocionales, psicológicas y sociales.
A lo largo del tiempo y dependiendo el impacto que tenga en la vida de cada persona, esto se puede transformar en un trastorno. En la CIE-11, el término "trastorno somatomorfo" ha sido reemplazado por el trastorno de síntomas corporales para reducir el estigma y evitar confusiones. Además, se enfatiza la importancia de las respuestas emocionales y cognitivas a los síntomas.
“Este cambio busca reconocer que el sufrimiento es real, independientemente de si tiene una base médica clara, y que el tratamiento debe abordar tanto los síntomas físicos como los factores psicológicos y sociales relacionados.”
Según la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (2015), el concepto de somatización tiene tres componentes: La experiencia (lo constituyen los síntomas experimentados), el cognitivo (es la interpretación que el paciente hace de sus síntomas según su contexto) y el conductual (la búsqueda de diagnóstico y un tratamiento médico de forma persistente).
Lo que hace que la persona utilice muchos recursos del sistema de salud, consultando reiteradamente a diversos especialistas, y demande pruebas complementarias y derivaciones sin respuesta concluyente, lo que puede traer tanto al paciente como a los médicos: frustración, temor, ansiedad y angustia.
Por esto, es importante tener un historial clínico completo y humanizar la salud, incluyendo una evaluación e intervención integral, psicológica y psiquiátrica.
En los síntomas más comunes se encuentran: astenia, cansancio, cervicalgias, dolores generalizados musculoesqueléticos, distensión abdominal, gases, diarrea, estreñimiento, palpitaciones, dolor torácico, sensación de falta de aire, cefalea, mareos, debilidad muscular, alteraciones de la visión o de la marcha, disuria, prurito, dispareunia.
Todo esto inmerso en una biografía, contexto psicológico y social que debe ser evaluado. Muchas veces se encuentran problemáticas y riesgos psicosociales importantes, presencia de estresores, dificultades laborales, económicas, pérdidas, enfermedades, comorbilidad psiquiátrica, entre otros.
Estos síntomas descritos no son fingidos, siendo una manifestación genuina del malestar, interfiriendo de manera significativa en la vida diaria y el bienestar integral de la persona y su entorno.
“El elemento terapéutico más eficaz es un médico hábil, flexible y empático“
Pautas generales de actuación:
Reconocer y validar síntomas. Presta atención, detente a observarte.
Si es posible ser atendido por el mismo profesional, colaborativamente.
Evitar información ambigua acerca de los hallazgos clínicos.
Atender signos objetivos. Entrégate lo que tu cuerpo te pide.
Relacionar las circunstancias psicosociales con la sintomatología.
Cuidar la salud mental. La psicoterapia es altamente eficaz, y ayuda a manejar síntomas y a desarrollar estrategias alternativas para expresar las emociones subyacentes.
La psicoeducación es útil en el manejo de la somatización y lo que sientas (busca fuentes confiables).
Estilo de vida: Realizar ejercicio y actividad física, priorizar el descanso y una alimentación coherente según lo que estés transitando.
Implementar técnicas de relajación.
“Centrarse en el alivio de los síntomas más que en descubrir sus causas, incorporando al estilo de vida, estrategias para el afrontamiento de tus síntomas físicos y mundo interno.”
En conclusión:
Recuerda siempre consultar integralmente a especialistas, descartar causa orgánica y vivir este proceso en compañía, el espacio de abordaje psicológico es fundamental para poder aliviar estos síntomas físicos, somos cuerpo y mente en constante diálogo, y darle atención a tu cuerpo puede ayudarte a sanar tu mente y heridas emocionales importantes, permitiéndote ejecutar los cambios necesarios para vivir plenamente tu vida.
Fuentes:
Organización Mundial de la Salud (OMS). Clasificación Internacional de Enfermedades, 11ª edición (CIE-11): Trastornos mentales, del comportamiento o del neurodesarrollo. Código 6C20: Trastorno de síntomas corporales. Ginebra: OMS; 2019. Disponible en: https://icd.who.int/.
Organización Mundial de la Salud (OMS). Clasificación Internacional de Enfermedades, 10ª edición (CIE-10). Trastornos mentales y del comportamiento. Pautas diagnósticas y de actuación en atención primaria. Madrid: Meditor; 1998.
Pascual Pascual P, Cerecedo Pérez MJ. Somatización o síntomas somáticos y trastornos relacionados. AMF. 2015;11(5).
Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria: https://amf-semfyc.com/es/web/articulo/somatizacion-o-sintomas-somaticos-y-trastornos-relacionados
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